Asesinan a vendedor de fritos de cuatro disparos por posible lío pasional
El joven fue abordado por dos sujetos a pie, en Nueva Colombia.
Las planchas, los quites de balón y las entradas de Deivi de Jesús Martínez Medina ya no podrán verse en los campos de fútbol del suroccidente de Barranquilla. A 50 metros de su casa, en Nueva Colombia, el joven de 25 años fue asesinado en la madrugada de hoy de cuatro disparos.
Luz Dary Medina, madre del fallecido, contó que su hijo iba de regreso de la calle 70C hacia su casa en la calle 72, cuando fue atacado. "Él tomó toda la carrera 22B y cuando iba bajando la loma, casi en la esquina de la casa, fue que le dispararon. Yo estaba dormida, así que no escuché nada. Eran las 2 de la mañana", afirmó la madre.
Según la reconstrucción de los relatos de testigos, Medina indicó que a su hijo le dieron inicialmente un tiro en la espalda, lo que hace que se desplome y en el suelo es rematado tres veces en la cabeza. "Fueron dos hombres. Cuando le disparan a 'Mi Negro', los amigos que iban delante escuchan los disparos e intentan devolverse, pero los tipos les hicieron unos tiros y se aguantaron. Esperaron a que se fueran los homicidas y subieron. Ahí lo encontraron muerto", contó la mujer de 43 años.
Recorrido. Luz Dary Medina es enfermera de profesión. Recordó que su hijo era mamador de gallo, alegre y buen comerciante, "se le medía a lo que sea". "En diciembre nos dedicamos a vender ropa: jeans, zapatos y suéteres. Era muy trabajador", manifestó la mujer, en las afueras de Medicina Legal.
La madre de la víctima relató que su hijo había salido el sábado de Carnaval y regresó a casa el 4 de la mañana del domingo. Ayer se lo pasó durmiendo y a las 2 de la tarde salió a su negocio de fritos, en la calle 65 con carrera 31, a las 3 y volvió a las 9 de la noche. Dejó parte del producido a su mamá, se cambió y salió a encontrarse con unos amigos, con los que estuvo departiendo hasta que ocurrieron los hechos.
Líos pasionales. Según expresaron sus familiares, Deivy Martínez no tenía enemigos ni problemas, lo único que le generaba disgustos eran las mujeres. "Terminaba con una, salía con la otra, enganchaba con otra. Era mujeriego", dijeron.
Esto ha motivado la hipótesis de que su homicidio se debe a un lío de faldas, sobre todo porque no le robaron el celular ni la billetera en el ataque. "Es posible que haya sido por una mujer que lo mataron. No estamos seguros, pero es posible porque él era muy amiguero y no tenía enemigos.Él se pasaba jugando fútbol y partido que hubiera en los barrios cercanos, lo llamaban para que fuera a jugar", finalizó la madre de la víctima.
Deivy Martínez era el mayor de cuatro hermanos y era oriundo de Plato, Magdalena, de donde había llegado a los 13 años. Con su trabajo vendiendo fritos se iba a costear el segundo semestre de salud ocupacional en Tecnar. Era soltero y no tenía hijos.